Entre la magia, la belleza y la igualdad, las imágenes que nos brinda Miguel Milló, artista plástico contemporáneo, exponen un logos que reside en la Madre Naturaleza, la cual es la fiel representante del mundo y su humanidad, siendo la gran ordenadora de los componentes de las obras de La vida entre latidos, como si estos fueran los versos de una poesía visual fotografiada, llena de color. Desde sus comienzos, Miguel Milló ha desarrollado una extensa serie fotográfica en torno a la figura de la mujer y los múltiples lienzos humanos que ofrece a través de sus cuerpos, dada su profunda admiración por la estética femenina. Su objeto de representación parte de la belleza de estas diversas anatomías, favoreciendo las múltiples lecturas que proporcionan gracias a su interacción con los barros cromáticos craquelados que recubren sus pieles y otros materiales de carácter orgánico, como frutas, vegetales, plantas, semillas, flores o polvo. Estos motivos ornamentales son un dogma en la obra del artista, pues todos los postulados están estrechamente relacionados con los elementos de la naturaleza.

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